El agua es el principal constituyente de las plantas ya que representa por lo menos el 80% de su peso en las herbáceas y el 50% en las leñosas. Además de ser parte fundamental, constituye el medio de transporte de los nutrientes que provienen del suelo; y en el proceso fotosintético, el agua se combina con el bióxido de carbono para constituir la biomasa, es decir la planta misma.


Sin embargo, aunque el agua es la mayor parte de la planta, el consumo mayor de éste elemento no es en la formación de los tejidos vegetales, si no en el proceso de transpiración. Se estima que en la mayoría de los cultivos el agua evapotranspirada durante su desarrollo representa más del 95% del consumo de éste elemento.


La evapotranspiración (flujo de agua del suelo y las hojas a la atmósfera) de un cultivo depende de varios factores: atmosféricos (radiación solar, temperatura del aire, contenido de vapor de agua y velocidad del viento); oferta de agua (contenido de humedad del suelo); y de las características físicas, morfológicas y fisiológicas de las plantas. Resulta conveniente señalar que cuando la velocidad de salida del agua por las hojas supera a la de entrada por la raíz, la planta toma agua de sus tejidos y empieza a mostrar signos de marchitamiento, el cual puede ser irreversible si continúa este desbalance; sin embargo, como defensa a ésta situación adversa, reduce la apertura estomatal, con lo cual se reduce la velocidad de salida del líquido. Cuando sucede esta situación, se dice que la planta sufre de un déficit de humedad, por que la demanda de agua supera el abastecimiento. Esta situación se resuelve mediante el diseño y operación de sistemas de riego parcelarios adecuados a las características de los cultivos, los suelos, el agua y de los sistemas de producción.


Los métodos de riego presurizados, en general tienen mejor eficiencia de aplicación que los de gravedad o superficiales, ya que en el primer caso el agua se conduce por tuberías hasta los puntos de aplicación y no se requiere de mojado previo de la parcela, dada la simultaneidad en la aplicación de agua en el primer y último emisor. En cambio, en el riego por gravedad, el agua se aplica desde la cabecera de la parcela, suministrando un caudal que excede la capacidad de infiltración del área de la parcela, de manera que el sobrante superficial permita el avance del agua hasta llegar al extremo y completar el proceso de mojado del suelo, añadiendo después de esta etapa, un tiempo para completar las fases de almacenamiento, consumo y recesión.


El curso proporcionará elementos técnicos, económicos y de operatividad necesarios para la selección eficaz del sistema de riego idóneo a las condiciones de suelo, disponibilidad y calidad del agua, condiciones climatológicas, características de cultivo, costos de inversión inicial, costos de operación, entre otros, del lugar de instalación.


Para tal efecto, el curso será impartido con sesiones teóricas y visitas de campo a sistemas de riego en zonas aledañas a la ciudad de Cuernavaca.


Las sesiones teóricas contemplan como primer punto la importancia del riego en los cultivos, las características, las ventajas y desventajas, así como los alcances de la aplicabilidad de los métodos de aplicación del agua de riego en forma presurizada que van desde el método más simple, llamado por multicompuertas hasta el más sofisticado y eficiente denominado riego por goteo.



El curso Riego presurizado tiene como objetivo principal exponer los criterios de selección y diseño de métodos de riego presurizados.


Este curso está dirigido a personal técnico de empresas, académicos, y público en general interesado en el diseño, operación y evaluación de sistemas de riego presurizados.

Duración: 24 horas